No son pocos los mitos que acompañan al seguro de salud. Desde NB21 vamos a desmentirlos uno a uno.
1. La sanidad privada quiere sustituir a la pública.
Falso. Existe la idea de que la sanidad privada está en contra o pretende sustituir a la sanidad pública. En realidad, se trata de sistemas complementarios y que se necesitan el uno al otro. La sanidad privada atiende cada año a millones de pacientes que de otro modo saturarían más los servicios públicos, y estos son, en muchos casos, los únicos que pueden permitirse grandes inversiones en equipamiento e infraestructura que están fuera del alcance de la mayoría de clínicas privadas.
2. Tener un seguro de salud es muy caro.
En la actualidad un seguro de salud con una cobertura muy completa puede costar sobre 35 €/mes por persona, poco más de un euro al día. Muchas compañías aseguradoras ofrecen descuentos a familias y seguros colectivos. No se trata de un servicio de lujo, es asequible para cualquier familia media.
3. En los seguros de salud siempre hay pagos adicionales.
Depende de la póliza contratada. Hay pólizas más económicas que incluyen el copago en ciertos servicios y pruebas diagnósticas, y otras no. Elegir una u otra depende de muchos factores: edad, circunstancias familiares, estado general de salud… El copago es una opción que busca, por parte de la aseguradora, racionalizar el gasto y hacer participe al asegurado. Como contrapartida se consigue reducir la cuota mensual. Es importante asesorarse con un corredor para que, conjuntamente con el asegurado y en la medida de lo posible, se haga una previsión de la demanda y del tipo de servicios médicos a utilizar (medicina de familia, especialidades, etc ), estudiando la opción más adecuada que ofrece el mercado para cada caso particular. El copago puede ser aconsejable en algunas circunstancias. En todo caso, es importante tenerlo muy claro antes de utilizar el servicio para no llevarse sorpresas.
4. Las enfermedades graves o complicadas no están cubiertas por un seguro de salud.
En general, los seguros de salud dan una cobertura completa. Otra cosa es que se tenga una enfermedad preexistente antes de la firma del contrato de seguro. En ese caso, la teoría es que la aseguradora debe evaluar el coste que le supondrá atender esa enfermedad y repercutirlo en el precio. La práctica es que la mayoría de las aseguradoras excluyen directamente las enfermedades preexistentes o incluso no aceptan el riesgo. Sin embargo, hoy en día existen aseguradoras con productos específicos para asegurados con enfermedades graves, a cambio de un precio y con exclusiones específicas, pero las pólizas tradicionales no las suelen cubrir. Por eso, se realiza un cuestionario completo antes de la contratación. Si aparece una dolencia con posterioridad, estará cubierta por el seguro de salud. De ahí la importancia de hacer un seguro de salud a una edad temprana.
5. La Seguridad Social ya cubre todas mis necesidades de salud.
Sí y no. La Seguridad Social ofrece cobertura en la mayoría de los casos, pero cuestiones básicas como la salud bucodental están fuera de la cartera de servicios, y con un seguro privado sí tienes la opción de cubrirlo. Lo mismo sucede con muchos tratamientos que por cuestiones de coste o masificación no entran en los servicios públicos.
Otra cuestión es qué se entiende por “necesidades de salud”. Si lo que quiero es que me atienda un especialista de forma rápida y sin esperas, la sanidad pública no puede cubrir esta necesidad, igual que la posibilidad de escoger especialista, hospital o tener una segunda opinión médica cuando se desee.
6. Los mejores médicos están en la sanidad pública.
Las Facultades de Medicina y las escuelas de Enfermería españolas se cuentan entre las más prestigiosas del mundo. Tradicionalmente, hemos exportado profesionales de la salud a otros sistemas sanitarios, incluso de países mucho más avanzados. Esto nos permite disponer de personal sanitario de altísimo nivel en ambos sistemas, el público y el privado. Existen hospitales universitarios privados en los que se imparte docencia al igual que en los públicos. Además, gran número de los profesionales más prestigiosos compaginan su trabajo en hospitales públicos y privados al mismo tiempo. La sanidad privada cuenta, cuando menos, con el mismo nivel de calidad profesional.
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7. No quiero tener que escoger entre sanidad pública o privada.
No tienes que hacerlo. Salvo determinados colectivos como los funcionarios, la contratación de un seguro de salud no implica renunciar a la cobertura sanitaria pública. Se trata de un servicio complementario que te permite acceder a los servicios de salud de forma más rápida y más cómoda, sin listas de espera.
8. La sanidad privada es elitista.
En España hay 8,5 millones de personas usuarias de los servicios privados de salud. Es evidente que no es un servicio elitista ni exclusivo de las personas más pudientes.
9. Hacerme un seguro de salud acaba siendo un perjuicio para la sanidad pública.
Hacerte un seguro de salud no es ser insolidario ni querer estar por encima de los demás. Es, simplemente, abrir el abanico de opciones para disfrutar del mejor servicio en cada momento. Además, el sistema sanitario público actual sería inviable si tuviera que absorber a todos los usuarios de la sanidad privada.
10. Al final, la calidad de la atención es la misma, por lo que no tiene sentido un seguro privado.
Una cosa es el grado de preparación y la capacidad de los profesionales de la salud, algo que está fuera de toda duda en ambos sistemas, y otra es la calidad del servicio recibido. Aquí entran en juego factores no clínicos pero muy importantes para el paciente, como la espera en ser atendido, la comodidad en la hospitalización tanto para el usuario como para sus familiares o los servicios complementarios que se le prestan. En el ámbito no estrictamente clínico, la calidad de los servicios ofertados en el sistema privado suele ser mucho mayor.
11. Ahora soy joven y estoy bien de salud, no necesito un seguro privado.
Precisamente ahora es cuando deberías pensar en contratar un seguro de salud. Las enfermedades no avisan, y además, a medida que te haces mayor hay más posibilidades que surjan enfermedades. Estas enfermedades se considerarían preexistentes si decides contratar un seguro, por lo que puedes encontrarte con que la póliza sea más cara, que entren dentro de las causas de exclusión o incluso con dificultades para encontrar una compañía que te asegure.
12. Los seguros de salud me obligan a ir a los médicos que estén en su cuadro, y si quiero ir a otro tengo que pagarlo.
En general las compañías aseguradoras disponen de cuadros médicos muy amplios, aunque hay diferencias entre ellas. Dependiendo del tipo de póliza, muchas ofrecen el reembolso de gastos cuando acudes a un profesional fuera de su cuadro médico. No obstante, los corredores de seguros conocemos muy bien las coberturas y servicios que en una zona concreta presta cada compañía, y te podemos asesorar sobre la mejor opción para tu caso concreto.
13. Me gustaría ofrecer un seguro de salud a los trabajadores de mi empresa, pero creo que el coste será prohibitivo.
Ni mucho menos. En primer lugar las compañías ofertan precios especiales para colectividades. En segundo lugar, los seguros de salud pueden ser desgravados de las cuotas del Impuesto de Sociedades, en algunos casos hasta el 100% (hasta 500 € en el IRPF si eres autónomo). Por último, pero no menos importante, dispondrás de una importante herramienta para que tus trabajadores se sientan más satisfechos contigo sin soportar un coste muy elevado.
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